Género: Dramático.
Subgénero: La Tragicomedia.
Una tragicomedia es una obra dramática en la que se mezclan
los elementos trágicos y cómicos, aunque también hay lugar para el sarcasmo y
la parodia. También se le conoce como pieza, porque se parece a dicho concepto;
generalmente en estos están sintetizados las características de una clase
social, por lo que también se le denomina género psicológico.
''CELESTINA.- A la mi fe, la vejez no es sino mesón de
enfermedades, posada de pensamientos, amiga de rencillas, congoja continua,
llaga incurable, mancilla de lo pasado, pena de lo presente, cuidado triste de
lo porvenir, vecina de la muerte, choza sin rama que se llueve por cada parte,
cayado de mimbre que con poca carga se doblega.
MELIBEA.- ¿Por qué dices, madre, tanto mal de lo que todo el
mundo, con tanta eficacia, gozar o ver desea?
CELESTINA.- Desean harto mal para sí, desean harto trabajo.
Desean llegar allá porque llegando viven, y el vivir es dulce, y viviendo
envejecen. Así, que el niño desea ser mozo, y el mozo viejo, y el viejo más,
aunque con dolor. Todo por vivir, porque, como dicen, "viva la gallina con
su pepita". Pero ¿quién te podría contar, señora, sus daños, sus
inconvenientes, sus fatigas, sus cuidados, sus enfermedades, su frío, su calor,
su descontentamiento, su rencilla, su pesadumbre; aquel arrugar de cara, aquel
mudar de cabellos su primera y fresca color, aquel poco oír, aquel debilitado
ver, puestos los ojos a la sombra, aquel hundimiento de boca, aquel caer de
dientes, aquel carecer de fuerza, aquel flaco andar, aquel espacioso comer?
Pues ¡ay, señora!, si lo dicho viene acompañado de pobreza, allí verás callar
todos los otros trabajos cuando sobra la gana y falta la provisión, que jamás
sentí peor ahíto que de hambre.
En Dios y en mi alma [Calisto] no tiene hiel; gracias dos
mil; en franqueza, Alexandre; en esfuerzo, Héctor; gesto de un rey, gracioso,
alegre, jamás reina en él tristeza. De noble sangre, como sabes. Gran justador;
pues verlo armado: un San Jorge. fuerza y esfuerzo, no tuvo Hércules tanta. La
presencia y facciones, disposición, desenvoltura, otra lengua había menester
para las contar. Todo junto semeja ángel del cielo. Ahora, señora, tiénele
derribado una sola muela que jamás cesa de quejar.
MELIBEA.- ¿Y qué tiempo ha?
CELESTINA.- Podrá ser, señora, de veintitrés años; que aquí
está Celestina que lo vio nacer.
MELIBEA.- Ni te pregunto eso, ni tengo necesidad de saber su
edad; sino qué tanto ha que tiene el mal.
CELESTINA.- Señora, ocho días. Que parece que ha un año en
su flaqueza.
MELIBEA.- ¡Oh, cuánto me pesa con la falta de mi paciencia!
Porque siendo él ignorante y tú inocente, habéis padecido las alteraciones de
mi airada lengua. En pago de tu sufrimiento, quiero cumplir tu demanda y darte
luego mi cordón. Y porque para escribir la oración no habrá tiempo sin que
venga mi madre, si esto no bastare, ven mañana por ella muy secretamente.''
Fragmento de La Celestina, Fernando Rojas (1499).
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